Mi amigo es fuerte, varonil y sociable. Se distingue en cualquier grupo y es un ejemplo perfecto de caballerosidad y bondad. Sin embargo, todo su ser reacciona con severidad ante la injusticia, la hipocresía y la irreverencia.
Parece entender a la gente y es particularmente considerado con los pobres, los solitarios, los enfermos, los abandonados y aún con los de mala reputación. A decir verdad, parece ver algo de bueno en cada persona.
Este amigo me ha mostrado que el amor nunca deja de ser. Su amistad es la explicación de cuanta cosa buena hay en mi vida. En verdad, es el amigo de muchas personas cuyos sentimientos hacia él son como los míos, porque sus vidas han sido transformadas por su amistad.
Este amigo mío es tanto amado como odiado. Millones de personas rehúsan su amistad. Me pregunto por qué. ¿Podrá ser que en verdad no comprenden quién es él? Seguramente por eso los hombres lo mataron. El no había hecho ningún mal. Su única ofensa fue ser la verdad, la pureza y el amor encarnados.
Uno siempre se siente seguro con este amigo. Se prefiere su amistad a cualquier cosa en la tierra. Se desea su aprobación por sobre toda cosa que el mundo pueda ofrecer.
El buscó siempre una justicia social basada en el amor, por eso nos decía: “Amarás a tu prójimo como a ti mismo” y “Que os améis unos a otros; como yo os he amado, que también os améis unos a otros”. El nos heredó el amor, no la religión, como muchos equivocadamente creemos.
Yo le debo todo a él. El me reveló el significado de la vida. Me inspiró el deseo de ser bueno. Encendió mi alma con un noble propósito. Me da fuerzas para sobreponerme al mal. Me ha enseñado que, pase lo que pasare, puedo confiar en Dios como mi Padre Celestial.
La tumba no lo pudo contener. El vive, habiendo conquistado la muerte. Porque venció la muerte, puede también vencer el mal. Y porque puede sobreponerse al mal, el mundo algún día será un mundo mejor, un mundo feliz.
Este amigo mío cambiará el mundo si los hombres sólo aceptan seguir su senda de verdad y amor.
Cuando pienso en este Amigo surge en mí el deseo de que cada persona sobre la faz de la tierra lo conozca. El no le impondrá su amistad. Pero si tú lo aceptas como tu más caro amigo, él te acompañará hasta el fin de tus días.
El hará que tu vida sea una aventura espiritual y un compañerismo transformador.
El te hará feliz, valiente, victorioso.
El cambiará el vacío en satisfacción, el temor en valor, la debilidad en poder, el dolor en gozo, el tumulto en paz y la muerte en vida.
Mucho quisiera que tú conocieras a mi Amigo.
Se llama Jesucristo.
“Amarás a tu prójimo como a ti mismo” (Marcos 12:31)
Que Dios Te Bendiga.
Te deseo éxitos.
Un abrazo
Cordialmente
Carlos Félix.